El largo silencio y la memoria recuperada

+
Commemoración franquista por las calle de la ciudad, 1939. AMGr-Arxiu d'Imatges

Al final de la guerra, Granollers era una ciudad muy castigada, con una población cansada del largo período de violencia, muerte y privaciones de todo tipo. El nuevo régimen instauró una dura represión que afectó a las vidas de muchas personas. Para algunos ciudadanos, significó el inicio de un largo exilio. Para muchos otros, persecución, encarcelamiento y privación de libertades. El recuerdo de los bombardeos fue silenciado.

La ciudadanía, sin embargo, no olvidó aquellos hechos trágicos. Con la recuperación de la democracia, aquella visita al cementerio para recordar a los muertos del bombardeo que se hacía en la intimidad se ha convertido en un acto ciudadano de compromiso con la paz y la democracia. La fosa común donde fueron enterradas muchas de las víctimas se ha convertido en un espacio de homenaje y recuerdo de aquel dramático episodio y forma parte de los espacios de memoria de la ciudad.

En 1988, muchas personas tomaron parte activa en los actos organizados con motivo del quincuagésimo aniversario del bombardeo. Año tras año, cada 31 de mayo, Granollers conmemora el bombardeo, con el doble objetivo de recordar los hechos y avanzar en el trabajo de construcción de la paz.

En 2008, coincidiendo con la conmemoración del septuagésimo aniversario, se recuperó el refugio de la plaza Maluquer y se señalizó el itinerario del bombardeo. También se inauguró Can Jonch. Centro de Cultura por la Paz, un espacio para trabajar en la recuperación y difusión de la memoria histórica y promover la cultura de la paz, la solidaridad y la defensa de los derechos humanos.

El Manifiesto de Granollers Ciudades abiertas a la paz, expresa el compromiso de la ciudad con la paz:

El 31 de mayo de 1938, Granollers sufrió un terrible bombardeo que quedó marcado para siempre en el recuerdo de las personas que lo sufrieron y en la memoria colectiva de la ciudad.

Nosotros, ciudadanos y ciudadanas del mundo, reunidos en Granollers, ciudad abierta a la paz, no queremos que estos hechos se olviden. Expresamos nuestro firme compromiso de trabajo para una cultura de paz, transmitiendo a las nuevas generaciones la preservación de la memoria y la mirada crítica ante la violencia y las guerras. Nos comprometemos a no olvidar los hechos trágicos que vivimos y a trabajar para que nunca más se produzcan ataques sobre la población civil, ni aquí ni en ningún otro lugar.

Reivindicamos el papel de las personas, de los pueblos y de las ciudades en la construcción de la paz. Queremos tener un papel activo y nos comprometemos a trabajar para hacer de nuestras ciudades un espacio donde prevalgan los valores de la convivencia, el diálogo, la educación, y la resolución pacífica de los conflictos

(+)