Can Jonch. Centro de cultura por la paz

El 31 de mayo de 1938 Granollers sufrió uno de los bombardeos más crueles que se produjeron sobre la población civil durante la Guerra Civil española. Murieron 224 personas. En enero del año 1939, la ciudad fue nuevamente bombardeada, pero las consecuencias no fueron tan cruentas como en el primer ataque.

Este hecho trágico, pero al mismo tiempo aleccionador en el camino de la reflexión sobre la memoria, el diálogo y la paz, ha marcado profundamente el recuerdo de los granollerenses.

Desde hace años, Granollers trabaja para reforzar su compromiso con la recuperación de la memoria histórica para encaminarla hacia el diálogo y la paz.
Fruto de esta voluntad nace el proyecto de creación del Centro de Cultura por la Paz, concebido como centro de recursos para la paz, la cooperación, la solidaridad y los derechos humanos.

 

El Ayuntamiento de Granollers destinó la casa de Can Jonch a Centro de Cultura por la Paz, de acuerdo con el Programa de Actuación Municipal 2003-2007. El edificio ha sido rehabilitado a partir de un plan de usos que se elaboró mediante un proceso participativo.

Coincidiendo con el 70º aniversario del bombardeo de Granollers el 31 de mayo de 2008, se organizó un programa de actividades conmemorativas a fin de que, partiendo del recuerdo histórico de los bombardeos, propiciara la reflexión y la promoción de la cultura de paz, con la participación de toda la ciudadanía.

En el marco de esta conmemoración se inauguró Can Jonch. Centro de Cultura por la Paz, el 24 de mayo de 2008.

 Tomando como punto de partida que las ciudades que han sufrido bombardeos tienen que ser la fuerza que lidere los movimientos para la consecución de la paz, Granollers ha hecho una apuesta estratégica hacia la sensibilización y el fomento de la cultura de paz, con la puesta en marcha de Can Jonch. Centro de Cultura por la Paz, entre otras iniciativas.
Y lo ha hecho desde el convencimiento que alcanzar la paz no pasa únicamente para eliminar los conflictos, sino que hay que superar las causas estructurales que los originan y alimentan. Es por eso que la paz no se puede entender aislada de la construcción de la democracia, de la lucha por la libertad, de la práctica de los derechos humanos, de la cohesión social y de la sostenibilidad. O, como muy bien dijo Martin Luther King, la verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión: es la presencia de justicia.

La globalización ha hecho de las ciudades unos espacios de convivencia de diferentes procedencias y culturas. Desde las ciudades tenemos la capacidad de trabajar en la construcción de la paz, a través de la educación, del fomento de la convivencia y del diálogo. Granollers se comprometió y lo expresó claramente en el "Manifiesto de ciudades abiertas a la paz", que se dio a conocer el 31 de mayo de 2008, con motivo de la conmemoración del 70º aniversario del bombardeo de la ciudad durante la Guerra Civil española:
"Reivindicamos el papel de las personas, de los pueblos y de las ciudades en la construcción de la paz. Queremos tener un papel activo y nos comprometemos a trabajar para hacer de nuestras ciudades un espacio donde prevalezcan los valores de la convivencia, el diálogo, la educación y la resolución pacífica de los conflictos".

Granollers es y quiere ser todavía más una ciudad comprometida en la paz, en red con las entidades, con la ciudadanía y con otras ciudades del mundo. Desde el convencimiento de que los municipios pueden ser agentes importantes en la transformación del mundo, Granollers expresa su compromiso con la paz a través de la educación, del fomento de la convivencia y del diálogo.

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